jueves, 22 de noviembre de 2012

CARTA 19

PRACTICA RECOMENDADA

Kata de la Alfombra
 
   KATA DE LA ALFOMBRA O HATHA-KATA

Esta kata utiliza elementos del hatha-yoga, combinados con una comprensión sans-energética de las posiciones
Se realiza sobre una alfombra. El mantra inicial para esta kata es “OM SVENA SVINI AUM”. El mantra puede brindar grandes efectos si te com­penetras con él, te fundes con su sonido pronunciándolo en voz alta y mentalmente, tanto al realizar la kata como en cualquier otro momento.

1a posición
Siéntate sobre una alfombra con las piernas cruzadas en la posición del loto, o bien sobre los talones manteniendo en línea recta cuerpo y cabeza. Las manos están sobre las rodillas, respira inhalando y exha­lando lentamente, sumerge la conciencia en tu interior y alcanza la sensación de que todo el cuerpo es como una masa uniforme de corpúsculos en fina vibración. Pronuncia en voz baja el sonido “OM”, enviándolo con tu voluntad al mundo y a través de esta meditación sónica, encuentra en tu interior una cercanía con todas las personas y todos los sistemas que reconocen el valor cósmico inicial y la belleza del cuerpo físico del ser hu­mano. Luego pronuncia el mantra  aso­ciándolo con los siete chakras, de arriba a abajo: “¡AHARATA SAMPO BO­AGUIR ILA TARA HARA HUM!” y termina con el sonido “HA”, confir­mando así la existencia de Dios y su voluntad en el Universo, para in­clinarte, estirando los brazos con las palmas de las manos hacia adelante. La conciencia se concentra en Sahasrara(topo de la cabeza) y Manipura(plexo solar). La corriente de sansa sale de la tierra, pasa por las manos y, al llegar a los hombros, se bifurca. Una parte sigue por los sans-canales de los brazos por los costados hacia las caderas y la entrepierna y de ahí al centro del abdomen. La respiración debe ser lenta, con reten­ciones máximas y se debe aspirar sansa por las palmas de las manos. Debes sentirte un niño ante su padre, un enamorado ante su mujer, un guerrero ante su soberano. Modifica así tres veces la conciencia y la percepción y acaba la postura.

2a posición

Sin cambiar la posición de los pies (si estás sentado sobre los talones), échate hacia atrás apoyán­dote en los codos. Manteniendo la cabeza en una línea con el cuerpo, toca los talones con las manos. Respira len­tamente. La conciencia se concentra en Muladhara (coxis) y Ajna (centro de la frente). La sansa sube desde las plantas de los pies por las piernas y la parte superior de las caderas hacia las nalgas y coxis y aquí mismo llega la sansa que viene desde las palmas de las manos por los brazos, pecho y vientre a través del perineo. Ambas corrientes -anchas en Muladhara- se convierten en cordones y en un chorro delgado que suben por la columna hacia el centro de la frente, donde se acumula energía. Hay que sentirse un guerrero derrotado, que recoge fuerza de la tierra para un nuevo combate con los enemigos. 

3a posición
Cada posición se realiza dos ó tres minutos luego, por algunos segundos, adopta cualquier postura relajada, descansa y pasa a la siguiente postura. Para esta tercera posición, siéntate en el suelo, pon la planta derecha bajo la nalga izquierda, pasa la pierna izquierda sobre la derecha y apoya la planta del pie en el sue­lo junto a la rodilla derecha. Gira el tronco y la cabeza al máximo a la izquierda y lleva la mano izquierda detrás de la espalda hasta coger la rodilla izquierda. Estírate con fuerza hacia ella. La mano derecha, tensada al máxi­mo, se apoya en la rodilla y en la cadera izquierda. La sansa va por el cuerpo en espiral, de arriba hacia abajo por el pecho, del antebrazo derecho al izquierdo, del omóplato izquierdo al derecho y así sucesivamente hasta las nalgas y Muladhara, donde se concen­tra tu conciencia. Percibes la columna como una única estructura de vértebras y huesos lavados por flujos laterales de sansa. Después de un minuto y medio o dos cambia la posición de las piernas y de la columna, llevando sansa en la dirección contraria y sintiendo cómo con cada giro del cuerpo, se rompen las ataduras que te aprisionaban, como si fueran los muros de una cárcel.

4a posición 

Tiéndete de espaldas, lleva las rodillas al pecho y abrázalas, no muy fuerte, tocándolas con la cabeza. La conciencia se concentra en Sahasrara (topo de la cabeza) y Svadhistana (bajo vientre). Da la sensación de que esas dos regiones en tu cuerpo son esferas luminosas latiendo y alcanzando el estado de orgasmo leve (sublimación inicial de la sansa). La sansa se siente como un chorro que viene desde el Cosmos a través de Brama-ryndra (punto eje central de la mollera) y Sahasrara, desde donde, ya convertida en múltiples chorritos lu­minosos que van en todas direcciones, fluye por los sans-canales superficiales del cuerpo y termina su movimiento en el área sexual. La sansa fluye por un esfuerzo muscular y de voluntad durante una reten­ción prolongada tras una exhalación rápida. Hay que sentirse una semilla plantada en la tierra y brotando, cómo un niño en el útero materno que no sabe nada de este mundo y que sólo absorbe la energía creadora del Cosmos.
5a posición 

Acuéstate boca abajo, con los pies juntos y los brazos estirados con las palmas de las manos hacia adelante. Luego estira los brazos y eleva la parte superior del cuerpo, doblándote al máximo y echando la ca­beza hacia atrás. La sansa envía flujos en las retenciones de la respiración, que siguen después de cada inha­lación y exhalación. Viene desde la nuca hacia el centro del cuello, luego a los canales del pecho, ha­cia abajo por la entrepierna a los glúteos y, desde ahí, en dos anchas cintas, sube por la espalda y a la derecha de la columna entra en el cuello y sube en diagonal por la parte frontal del cráneo hasta la mollera y vuelve a bajar a la nuca formando en su movimiento un ocho cerrado, con el punto de cruce en la región de la garganta (chakra Vishudha), precisamente donde debes concentrar tu atención. En los cambios de respiración puedes girar el cuello a la izquierda y derecha para un mejor trabajo de los músculos y los sans-canales. Siéntete como quien despierta para la vida y la comprensión del mundo, después de un sueño profundo, cansancio. Inexistencia.

6a posición

Acuéstate de espaldas, los brazos a lo largo del cuerpo. Lleva las piernas rectas y tensas detrás de la cabeza, abrazando las ro­dillas al lado de la frente y luego estira los brazos y pon las manos debajo de los tobillos. La sansa fluye activamente por los estira­dos músculos posteriores de las piernas al coxis. Ahí mismo llega la sansa que viene de los brazos y de la mollera por los meridianos del pecho y abdomen. El flujo común se concentra y parte por la columna hacia la nuca y la frente (Ajna). Retén la respiración, preferentemente después de inhalar. La concentración principal está en Muladhara. La parcial, en Svadhistana y Manipura (bajo vientre). Siéntete una médula estirada en muchos kilómetros por la superficie de la tierra, chupando energía con todos los poros del cuerpo, tanto desde el Cosmos como de la tierra.
7a posición

La Savasana es la postura más importante para el descanso general a través de la relajación de todo el cuerpo. Tiéndete de espaldas con los brazos a lo largo del cuerpo, respirando lenta y regu­larmente, recorre con tu conciencia todas las partes del cuerpo y relájalas al máximo, logran­do una percepción ho­mogénea, compacta, cor­puscular del cuerpo. La sansa se acumula, pero sin movimiento, la concentración se efectúa en el centro del pecho, el chakra del corazón Anahata, y en cierta medida en Sahasrara y Manipura. Siente cómo el cuerpo se hincha por la masa de corpúsculos, en los que se diluyen huesos y músculos, y cómo del cuerpo sólo queda una delgada franja de piel llena de energía.
Ese es el cuerpo astral, increíblemente liviano, y mediante un pequeño esfuerzo de voluntad, te despegas de él y quedas suspendido en el aire como un globo aéreo. Tras ser lavado por los rayos del sol, las corrientes de la tierra y los soplos del viento, bajas y regresas a tu cuerpo.

8a posición

Acostado de espaldas, levanta las caderas apoyando las manos en ellas y sube las piernas verticalmente hasta la altura de los hombros y de la nuca, apretando el mentón al pecho. La sansa se precipita en un único flujo por las piernas, y la espalda, continúa ha­cia abajo, atraviesa el cuello, va por la parte de­lantera de la cabeza, dobla por la mollera hacia la nuca, vuelve a atravesar el cuello y sube por los meridianos delanteros del cuerpo hacia la entrepierna, concentrándose aquí parcialmente, mientras otra parte pasa por las nalgas hacia abajo a la columna y hasta Ajna. Concentra la conciencia en Vishudha y un poco en Sa­hasrara y Svadhistana. Respira lentamente, por la nariz, con retenciones lo más regulares posi­bles después de cada inhalación y exhalación: aspira sansa todo el rato, sin pausas. Siéntete como una antorcha universal en el cuerpo del planeta, como un fuego cósmico encendido, quemando en ti todo el mal proveniente desde el exterior.

9a posición

Acostado boca abajo, inhala lentamente, dóblate hacia atrás y toma con las manos los empeines. La sansa fluye por la superficie delantera estirada de las piernas hasta la entrepierna y el bajo vientre. El segundo flujo parte desde el rayo de Sahasrara a través de la cabeza y cuello hacia las superficies delantera y trasera del cuerpo. El flujo de la espalda pasa por los glúteos y la parte relajada de las piernas hasta los talones y ahí dobla hacia la parte tensa, juntándose con el primer flujo de las piernas. El flujo que va por el pecho y la barriga termina su movimiento en la región de la frente. La concentración se pone en Svadhistana. Respira de forma regular y aspira sansa de acuerdo a las percepciones individu­ales: ya sea permanentemente o en las retenciones de la respiración.
Mantén la postura desde algunos segundos hasta un minuto y medio, dos, no más. Hay que sentirse como un caracol del mundo, que absorbe y enrolla dentro de sí las fuerzas libres de la tierra y del cielo.

10a posición

Ponte de rodillas colocando las manos de­lante, con los dedos hacia atrás. Inclínate hacia adelante, apoyando el abdomen en los codos y la frente en el suelo y estira y despega las piernas del suelo y luego despega la cabeza, man­teniendo el cuerpo horizontal y apoyándote sólo en los brazos. Las corrientes de sansa fluyen potentes desde Sahasrara por los costados hasta la cabeza y el cuello, en los hom­bros los flujos derecho e izquierdo se bifurcan en superior e inferior. Los inferiores van por el pecho y el vientre hasta la entrepierna y el coxis. Los superiores van a la izquierda y derecha de la columna, también hasta el coxis. Aquí los flujos se unen y, como un delgado cordón, suben por la columna hacia la cabeza. Respira regular­mente. Concentra la conciencia en Anahata y Muladhara y siente la estructura de la columna. Siéntete como una flecha, como un torbellino que vuela sobre las exten­siones de la tierra, atravesando y derrotando todos los obstáculos que surgen en el camino.

11a posición 

Para mayor seguridad primero se realiza junto a una pared, antes de hacerlo en un lugar abierto. Colócate de rodillas, haz un candado con los dedos sobre el suelo y apoya la cabeza sobre las manos, aprieta las rodillas contra la caja torácica y comienza a enderezar el cuerpo subiendo las caderas, hasta que quedes en posición estrictamente vertical. Respira tranquila y profundamente por la nariz. La sansa parte de arriba desde los talones por la parte posterior de las piernas y por la espalda hasta la cabeza. De ahí se dirige hacia arriba por el pecho y abdomen hasta la entrepierna, donde se compacta un poco y empieza a bajar en un chorro por el canal eje del cuerpo hasta Sahashara. La conciencia se concentra en Svadhistana. Mentalmente modifica el vector de la gravedad y siéntete un gigante que sostiene la tierra en su cabeza, mientras sus pies se apoyan sobre la Vía Láctea y el Universo.

12a posición 

Tal como en la primera posición siéntate en la postura del loto o sobre los talones, con el cuerpo derecho y las manos sobre las rodillas. Respira regularmente, sumergiendo la conciencia en el interior y al mismo tiempo ampliándola hasta sentirte en fusión con todo el Universo. En tu pensamiento recuerda todas las posiciones y meditaciones recién hechas, sintiéndote simultáneamente guerrero, niño, discípulo, maestro, fuego, viento, agua, tierra, como un ser corpóreo e incorpóreo. Luego concéntrate en el punto del plexo solar (raíz del astral terreno) y levanta los brazos con las palmas hacia arriba, creando en el centro de las palmas columnas luminosas de sansa. Finaliza definitivamente la kata pronunciando el mantra abreviado “¡AJASHAMBJO ITAJAJUM!” y con un amplio y bondadoso “¡AUM!” baja los brazos.


Kata de Respiración 


El ser humano absorbe sansa(energía) del espacio circundante a través de las reflexiones, las reacciones emocionales, las relaciones sexuales, la alimentación y la respiración. Esta última vía para obtener sansa es la única regular en el ser humano, que no se detiene ni de noche ni de día, lo que habla de su especial importancia y especificidad. Todas las grandes escuelas sico-energéticas se dedican con mucha atención a enseñarles a sus adeptos a “respirar correctamente”. Lo importante no es respirar el aire –aspecto meramente superficial–, sino respirar correctamente la energía cósmica.

En el yoga indio esto ha sido expuesto en la sección de nombre genérico “Pranajama: respiración del prana”. Allí se puede encontrar muchas observaciones sutiles y consejos metodológicos interesantes sobre la respiración de sansa. 

Se debe empezar la kata desde la clásica respiración con el vientre. Se realiza de pie, sentado y recostado, como todos los tipos de respiración. Se aspira el aire fijando la conciencia primero en el ensanchamiento de la parte superior de la caja torácica, después en el de la inferior y luego inflando la barriga. Una pequeña pausa y se expira en el orden muscular inverso: se contrae el vientre, siguen el diafragma, el pecho, la garganta.

La tarea es sentir como –junto con el aire– en el cuerpo entra sansa (como un enjambre de micropartículas). Este flujo va desde la garganta a los pulmones, atraviesa el diafragma y el intestino. Naturalmente, el aire propiamente tal se queda en los pulmones. Se debe dirigir el flujo al manipura o al muladhara (región del coxis), donde hay que retener y concentrar la sansa. Al retener la respiración se debe activar el sans-flujo; al exhalar, cerrar mentalmente los canales para no permitir un reflujo. Esto se hace durante dos minutos. Si se inhala por la boca, la sansa se dirige hacia abajo del cuerpo; si se inhala por la nariz, el flujo se duplica: la mayor parte sigue yendo hacia abajo y una parte más pequeña va desde la parte superior de la garganta hacia la nuca y la frente. Lo mismo al exhalar: los restos de sansa de los pulmones salen por la boca casi íntegros, mientras que a través de la nariz el flujo de partículas se aspira al cerebro. Significa que respirar por la nariz es preferente para alimentar al cerebro con sansa. Con esta respiración y concentración de sansa en las regiones señaladas es posible “calentar” esos centros (chakras) y estimular su funcionamiento interno.

 También podemos hacerla así: “Aspiramos una niebla plateada y ya desde la boca la dirigimos en línea recta hacia la parte superior de la nuca, donde alcanzamos su saturación concentrada; al retener la respiración, enviamos la niebla plateada en un chorro delgado  por la columna hasta el coxis, de ahí en un pequeño haz al punto del fondo de Tny. Hacemos esto hasta que el punto necesario comienza a calentarse y latir”. Agreguemos que, adicionalmente y al mismo tiempo, la persona puede soltar la niebla plateada por la boca en un segundo flujo también hasta manipura, logrando de esta manera un efecto óptimo al cerrar en anillo energético.
Complejo de Aharata

Dominio de las energías de los chakras

En el ser humano existen siete centros principales de energía, llamados chakras.
 Cada uno de estos chakras recibe y emite su propia frecuencia de vibración, que 
está relacionada con determinadas funciones del organismo y con los fenómenos
 de interacción con aquellos seres humanos que se encuentran alrededor. En la 
mayoría de las personas estos centros se encuentran en un estadio embrionario,
 no desarrollado.
Sentir y generar energía.
Frotar las manos en la región de cada chakra (los aplausos y otras manipulaciones
 con las manos frente a los chakras también causan efecto). Se frotan las 
manos intensivamente hasta sentir calor en el cuerpo, acompañado de 
inhalaciones lentas y fuertes, atrayendo energía al centro correspondiente. Luego, 
con un gesto suave, separar los brazos hacia los lados, sintiendo junto con exhalar
 una vibración energética. La frotación se realiza durante un minuto, después de lo 
cual es posible sentir un campo entre las palmas y una vibración en el 
centro correspondiente, lugar de frotación de las manos.
Sahasrara: sobre la cabeza;
Adjna: a la altura del entrecejo;
Vishudha: cavidad yugular del cuello;
Anahata: centro del pecho;
Manipura: plexo solar, los dedos dirigidos hacia afuera;
Svadhistana: bajo vientre, los dedos hacia abajo;
Muladhara: cóccix, las manos detrás de la espalda.
 

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