Kata de la Alfombra
KATA DE
LA ALFOMBRA O HATHA-KATA
Esta kata utiliza elementos del hatha-yoga, combinados
con una comprensión sans-energética de las posiciones
Se realiza sobre una alfombra. El mantra inicial para esta kata es “OM
SVENA SVINI AUM”. El mantra puede brindar grandes efectos si te compenetras
con él, te fundes con su sonido pronunciándolo en voz alta y mentalmente, tanto
al realizar la kata como en cualquier otro momento.
1a posición
Siéntate sobre una alfombra con las piernas cruzadas en
la posición del loto, o bien sobre los talones manteniendo en línea recta
cuerpo y cabeza. Las manos están sobre las rodillas, respira inhalando y exhalando
lentamente, sumerge la conciencia en tu interior y alcanza la sensación de que
todo el cuerpo es como una masa uniforme de corpúsculos en fina vibración.
Pronuncia en voz baja el sonido “OM”, enviándolo con tu voluntad al mundo y a
través de esta meditación sónica, encuentra en tu interior una cercanía con
todas las personas y todos los sistemas que reconocen el valor cósmico inicial
y la belleza del cuerpo físico del ser humano. Luego pronuncia el mantra asociándolo con los siete chakras, de
arriba a abajo: “¡AHARATA SAMPO BOAGUIR
ILA TARA HARA HUM!” y termina con el sonido “HA”, confirmando así la
existencia de Dios y su voluntad en el Universo, para inclinarte, estirando
los brazos con las palmas de las manos hacia adelante. La conciencia se
concentra en Sahasrara(topo de la cabeza) y Manipura(plexo solar). La corriente
de sansa sale de la tierra, pasa por las manos y, al llegar a los hombros, se
bifurca. Una parte sigue por los sans-canales de los brazos por los costados
hacia las caderas y la entrepierna y de ahí al centro del abdomen. La respiración
debe ser lenta, con retenciones máximas y se debe aspirar sansa por las palmas
de las manos. Debes sentirte un niño ante su padre, un enamorado ante su mujer,
un guerrero ante su soberano. Modifica así tres veces la conciencia y la
percepción y acaba la postura.
2a posición
Sin cambiar la posición de los pies (si estás sentado
sobre los talones), échate hacia atrás apoyándote en los codos. Manteniendo la
cabeza en una línea con el cuerpo, toca los talones con las manos. Respira lentamente.
La conciencia se concentra en Muladhara (coxis) y Ajna (centro de la frente).
La sansa sube desde las plantas de los pies por las piernas y la parte superior
de las caderas hacia las nalgas y coxis y aquí mismo llega la sansa que viene
desde las palmas de las manos por los brazos, pecho y vientre a través del
perineo. Ambas corrientes -anchas en Muladhara- se convierten en cordones y en
un chorro delgado que suben por la columna hacia el centro de la frente, donde
se acumula energía. Hay que sentirse un guerrero derrotado, que recoge fuerza
de la tierra para un nuevo combate con los enemigos.
3a posición
Cada posición se realiza dos ó tres minutos luego, por
algunos segundos, adopta cualquier postura relajada, descansa y pasa a la
siguiente postura. Para esta tercera posición, siéntate en el suelo, pon la
planta derecha bajo la nalga izquierda, pasa la pierna izquierda sobre la
derecha y apoya la planta del pie en el suelo junto a la rodilla derecha. Gira
el tronco y la cabeza al máximo a la izquierda y lleva la mano izquierda detrás
de la espalda hasta coger la rodilla izquierda. Estírate con fuerza hacia ella.
La mano derecha, tensada al máximo, se apoya en la rodilla y en la cadera
izquierda. La sansa va por el cuerpo en espiral, de arriba hacia abajo por el
pecho, del antebrazo derecho al izquierdo, del omóplato izquierdo al derecho y
así sucesivamente hasta las nalgas y Muladhara, donde se concentra tu
conciencia. Percibes la columna como una única estructura de vértebras y huesos
lavados por flujos laterales de sansa. Después de un minuto y medio o dos
cambia la posición de las piernas y de la columna, llevando sansa en la
dirección contraria y sintiendo cómo con cada giro del cuerpo, se rompen las
ataduras que te aprisionaban, como si fueran los muros de una cárcel.
4a posición
Tiéndete de espaldas, lleva las rodillas al pecho y
abrázalas, no muy fuerte, tocándolas con la cabeza. La conciencia se concentra
en Sahasrara (topo de la cabeza) y Svadhistana (bajo vientre). Da la sensación
de que esas dos regiones en tu cuerpo son esferas luminosas latiendo y
alcanzando el estado de orgasmo leve (sublimación inicial de la sansa). La
sansa se siente como un chorro que viene desde el Cosmos a través de
Brama-ryndra (punto eje central de la mollera) y Sahasrara, desde donde, ya
convertida en múltiples chorritos luminosos que van en todas direcciones,
fluye por los sans-canales superficiales del cuerpo y termina su movimiento en
el área sexual. La sansa fluye por un esfuerzo muscular y de voluntad durante
una retención prolongada tras una exhalación rápida. Hay que sentirse una
semilla plantada en la tierra y brotando, cómo un niño en el útero materno que
no sabe nada de este mundo y que sólo absorbe la energía creadora del Cosmos.
5a posición
Acuéstate boca abajo, con los pies juntos y los brazos
estirados con las palmas de las manos hacia adelante. Luego estira los brazos y
eleva la parte superior del cuerpo, doblándote al máximo y echando la cabeza
hacia atrás. La sansa envía flujos en las retenciones de la respiración, que siguen después de cada inhalación y
exhalación. Viene desde la nuca hacia el centro del cuello, luego a los canales
del pecho, hacia abajo por la entrepierna a los glúteos y, desde ahí, en dos
anchas cintas, sube por la espalda y a la derecha de la columna entra en el
cuello y sube en diagonal por la parte frontal del cráneo hasta la mollera y
vuelve a bajar a la nuca formando en su movimiento un ocho cerrado, con el
punto de cruce en la región de la garganta (chakra Vishudha), precisamente
donde debes concentrar tu atención. En los cambios de respiración puedes girar
el cuello a la izquierda y derecha para un mejor trabajo de los músculos y los
sans-canales. Siéntete como quien despierta para la vida y la comprensión del
mundo, después de un sueño profundo, cansancio. Inexistencia.
6a posición
Acuéstate de espaldas, los brazos a lo largo del cuerpo. Lleva las piernas
rectas y tensas detrás de la cabeza, abrazando las rodillas al lado de la
frente y luego estira los brazos y pon las manos debajo de los tobillos. La
sansa fluye activamente por los estirados músculos posteriores de las piernas
al coxis. Ahí mismo llega la sansa que viene de los brazos y de la mollera por
los meridianos del pecho y abdomen. El flujo común se concentra y parte por la
columna hacia la nuca y la frente (Ajna). Retén la respiración, preferentemente
después de inhalar. La concentración principal está en Muladhara. La parcial,
en Svadhistana y Manipura (bajo vientre). Siéntete una médula estirada en
muchos kilómetros por la superficie de la tierra, chupando energía con todos
los poros del cuerpo, tanto desde el Cosmos como de la tierra.
7a posición
La Savasana es la postura más importante para el descanso
general a través de la relajación de todo el cuerpo. Tiéndete de espaldas con
los brazos a lo largo del cuerpo, respirando lenta y
regularmente, recorre con tu conciencia todas las partes del cuerpo y
relájalas al máximo, logrando una percepción homogénea, compacta, corpuscular
del cuerpo. La sansa se acumula, pero sin movimiento, la concentración se
efectúa en el centro del pecho, el chakra del corazón Anahata, y en cierta
medida en Sahasrara y Manipura. Siente cómo el cuerpo se hincha por la masa de
corpúsculos, en los que se diluyen huesos y músculos, y cómo del cuerpo sólo
queda una delgada franja de piel llena de energía.
Ese es el cuerpo astral, increíblemente liviano, y mediante
un pequeño esfuerzo de voluntad, te despegas de él y quedas suspendido en el
aire como un globo aéreo. Tras ser lavado por los rayos del sol, las corrientes
de la tierra y los soplos del viento, bajas y regresas a tu cuerpo.
8a posición
Acostado de espaldas, levanta las caderas apoyando las
manos en ellas y sube las piernas verticalmente hasta la altura de los hombros
y de la nuca, apretando el mentón al pecho. La sansa se precipita en un único
flujo por las piernas, y la espalda, continúa hacia abajo, atraviesa el
cuello, va por la parte delantera de la cabeza, dobla por la mollera hacia la
nuca, vuelve a atravesar el cuello y sube por los meridianos delanteros del
cuerpo hacia la entrepierna, concentrándose aquí parcialmente, mientras otra
parte pasa por las nalgas hacia abajo a la columna y hasta Ajna. Concentra la
conciencia en Vishudha y un poco en Sahasrara y Svadhistana. Respira
lentamente, por la nariz, con retenciones lo más regulares posibles después de
cada inhalación y exhalación: aspira sansa todo el rato, sin pausas. Siéntete
como una antorcha universal en el cuerpo del planeta, como un fuego cósmico
encendido, quemando en ti todo el mal proveniente desde el exterior.
9a posición
Acostado boca abajo, inhala lentamente, dóblate hacia atrás y toma con las
manos los empeines. La sansa fluye por la superficie delantera estirada de las
piernas hasta la entrepierna y el bajo vientre. El segundo flujo parte desde el
rayo de Sahasrara a través de la cabeza y cuello hacia las superficies delantera
y trasera del cuerpo. El flujo de la espalda pasa por los glúteos y la parte
relajada de las piernas hasta los talones y ahí dobla hacia la parte tensa,
juntándose con el primer flujo de las piernas. El flujo que va por el pecho y
la barriga termina su movimiento en la región de la frente. La concentración se
pone en Svadhistana. Respira de forma regular y aspira sansa de acuerdo a las
percepciones individuales: ya sea permanentemente o en las retenciones de la
respiración.
Mantén la postura desde algunos segundos hasta un minuto y medio, dos, no
más. Hay que sentirse como un caracol del mundo, que absorbe y enrolla dentro
de sí las fuerzas libres de la tierra y del cielo.
10a posición
Ponte de rodillas colocando las manos delante, con los dedos hacia atrás.
Inclínate hacia adelante, apoyando el abdomen en los codos y la frente en el
suelo y estira y despega las piernas del suelo y luego despega la cabeza, manteniendo
el cuerpo horizontal y apoyándote sólo en los brazos. Las corrientes de sansa
fluyen potentes desde Sahasrara por los costados hasta la cabeza y el cuello,
en los hombros los flujos derecho e izquierdo se bifurcan en superior e
inferior. Los inferiores van por el pecho y el vientre hasta la entrepierna y
el coxis. Los superiores van a la izquierda y derecha de la columna, también
hasta el coxis. Aquí los flujos se unen y, como un delgado cordón, suben por la
columna hacia la cabeza. Respira regularmente. Concentra la conciencia en
Anahata y Muladhara y siente la estructura de la columna. Siéntete como una flecha,
como un torbellino que vuela sobre las extensiones de la tierra, atravesando y
derrotando todos los obstáculos que surgen en el camino.
11a posición
Para mayor seguridad primero se
realiza junto a una pared, antes de hacerlo en un
lugar abierto. Colócate de rodillas, haz un candado con los dedos sobre el
suelo y apoya la cabeza sobre las manos, aprieta las rodillas contra la caja
torácica y comienza a enderezar el cuerpo subiendo las caderas, hasta que
quedes en posición estrictamente vertical. Respira tranquila y profundamente
por la nariz. La sansa parte de arriba desde los talones por la parte posterior
de las piernas y por la espalda hasta la cabeza. De ahí se dirige hacia arriba
por el pecho y abdomen hasta la entrepierna, donde se compacta un poco y
empieza a bajar en un chorro por el canal eje del cuerpo hasta Sahashara. La
conciencia se concentra en Svadhistana. Mentalmente modifica el vector de la
gravedad y siéntete un gigante que sostiene la tierra en su cabeza, mientras
sus pies se apoyan sobre la Vía Láctea y el Universo.
12a posición
Tal como en la
primera posición siéntate en la postura del loto o sobre los talones, con el
cuerpo derecho y las manos sobre las rodillas. Respira regularmente,
sumergiendo la conciencia en el interior y al mismo tiempo ampliándola hasta
sentirte en fusión con todo el Universo. En tu pensamiento recuerda todas las
posiciones y meditaciones recién hechas, sintiéndote simultáneamente guerrero,
niño, discípulo, maestro, fuego, viento, agua, tierra, como un ser corpóreo e
incorpóreo. Luego concéntrate en el punto del plexo solar (raíz del astral
terreno) y levanta los brazos con las palmas hacia arriba, creando en el centro
de las palmas columnas luminosas de sansa. Finaliza definitivamente la kata
pronunciando el mantra abreviado “¡AJASHAMBJO ITAJAJUM!” y con un amplio y
bondadoso “¡AUM!” baja los brazos.
Kata de Respiración
El ser humano absorbe sansa(energía) del espacio circundante a
través de las reflexiones, las reacciones emocionales, las relaciones sexuales,
la alimentación y la respiración. Esta última vía para obtener sansa es la
única regular en el ser humano, que no se detiene ni de noche ni de día, lo que
habla de su especial importancia y especificidad. Todas las grandes escuelas
sico-energéticas se dedican con mucha atención a enseñarles a sus adeptos a
“respirar correctamente”. Lo importante no es respirar el aire –aspecto
meramente superficial–, sino respirar correctamente la energía cósmica.
En el yoga indio esto ha sido expuesto en la sección de
nombre genérico “Pranajama: respiración del prana”. Allí se puede encontrar
muchas observaciones sutiles y consejos metodológicos interesantes sobre la
respiración de sansa.
Se debe empezar la kata desde la clásica respiración con el
vientre. Se realiza de pie, sentado y recostado, como todos los tipos de
respiración. Se aspira el aire fijando la conciencia primero en el
ensanchamiento de la parte superior de la caja torácica, después en el de la
inferior y luego inflando la barriga. Una pequeña pausa y se expira en el orden
muscular inverso: se contrae el vientre, siguen el diafragma, el pecho, la
garganta.
La tarea es sentir como –junto con el aire– en el cuerpo
entra sansa (como un enjambre de micropartículas). Este flujo va desde la
garganta a los pulmones, atraviesa el diafragma y el intestino. Naturalmente,
el aire propiamente tal se queda en los pulmones. Se debe dirigir el flujo al
manipura o al muladhara (región del coxis), donde hay que retener y concentrar
la sansa. Al retener la respiración se debe activar el sans-flujo; al exhalar,
cerrar mentalmente los canales para no permitir un reflujo. Esto se hace
durante dos minutos. Si se inhala por la boca, la sansa se dirige hacia abajo
del cuerpo; si se inhala por la nariz, el flujo se duplica: la mayor parte
sigue yendo hacia abajo y una parte más pequeña va desde la parte superior de
la garganta hacia la nuca y la frente. Lo mismo al exhalar: los restos de sansa
de los pulmones salen por la boca casi íntegros, mientras que a través de la
nariz el flujo de partículas se aspira al cerebro. Significa que respirar por
la nariz es preferente para alimentar al cerebro con sansa. Con esta
respiración y concentración de sansa en las regiones señaladas es posible
“calentar” esos centros (chakras) y estimular su funcionamiento interno.
También podemos hacerla
así: “Aspiramos una niebla plateada y ya desde la boca la dirigimos en línea
recta hacia la parte superior de la nuca, donde alcanzamos su saturación
concentrada; al retener la respiración, enviamos la niebla plateada en un
chorro delgado
por la columna hasta el coxis, de ahí en un pequeño haz al punto del fondo de
Tny. Hacemos esto hasta que el punto necesario comienza a calentarse y latir”.
Agreguemos que, adicionalmente y al mismo tiempo, la persona puede soltar la
niebla plateada por la boca en un segundo flujo también hasta manipura,
logrando de esta manera un efecto óptimo al cerrar en anillo energético.
Complejo de Aharata
Dominio
de las energías de los chakras
En el
ser humano existen siete centros principales de energía, llamados chakras.
Cada
uno de estos chakras recibe y emite su propia frecuencia de vibración, que
está
relacionada con determinadas funciones del organismo y con los fenómenos
de
interacción con aquellos seres humanos que se encuentran alrededor. En la
mayoría de las personas estos centros se encuentran en un estadio embrionario,
no desarrollado.
Sentir y generar energía.
Frotar
las manos en la región de cada chakra (los aplausos y otras manipulaciones
con
las manos frente a los chakras también causan efecto). Se frotan las
manos
intensivamente hasta sentir calor en el cuerpo, acompañado de
inhalaciones
lentas y fuertes, atrayendo energía al centro correspondiente. Luego,
con un
gesto suave, separar los brazos hacia los lados, sintiendo junto con exhalar
una vibración energética. La frotación se realiza durante un minuto, después de
lo
cual es posible sentir un campo entre las palmas y una vibración en el
centro correspondiente, lugar de frotación de las manos.
Sahasrara:
sobre la cabeza;
Adjna:
a la altura del entrecejo;
Vishudha:
cavidad yugular del cuello;
Anahata:
centro del pecho;
Manipura:
plexo solar, los dedos dirigidos hacia afuera;
Svadhistana:
bajo vientre, los dedos hacia abajo;
Muladhara:
cóccix, las manos detrás de la espalda.
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